Cuando llegamos a casa con el recién nacido son tantas las dudas que surgen que nos llenamos de miedos.
Una de las cosas que más tememos es cómo manipular, limpiar y cuidar el cordón umbilical.
Hay personas que con solo pensar en ello, sienten repelús y, a veces, hasta un poco de asco.
La ignorancia es muchas veces la culpable de estos sentimientos de repudio. Pero a menudo todo esto desaparece con la información. Cuando tenemos un conocimiento profundo sobre algo, los miedos se desvanecen.
Por ello, te explicaré exactamente qué es el cordón umbilical, para qué sirve y cómo manejarlo.
Verás que no es ningún bicho de siete cabezas.
Qué es el cordón umbilical:
Es una estructura gelatinosa, semitransparente, brillante, resbaladiza y suave. Tiene tacto de un tentáculo de calamar.
Contienen 3 vasos internos (una vena y dos arterias) y unen la madre al feto.
Va desde el ombligo del bebé hasta el lado fetal de la placenta, que a su vez está conectada al útero de la madre.
¿Para qué sirve?
Su utilidad radica en realizar el intercambio de gases, nutrientes y otras sustancias (hormonas, hemoglobina, defensas frente a enfermedades, etc.) de la madre al feto y viceversa.
Digamos, en otras palabras, que el bebé dentro del vientre de la madre come, bebe y respira a través del cordón umbilical.
¡Así que imagínate la importancia que tiene en el embarazo!
Durante el parto, muchas personas se preocupan por ese momento en el que el bebé tiene media cabeza fuera, pero aún no puedes ver su rostro.
Los padres (o cualquier otro acompañante de la mujer durante el parto), que están viendo el proceso en “primera fila” me preguntan angustiados: “¿Y respira con la cara tapada”?
Mi respuesta es no. Él no respira. Hasta que todo el cuerpo está fuera, el bebé no toma su primera bocanada de aire.
Y, antes de que papá se ponga nervioso, le explico que el bebé está recibiendo todo el oxígeno que necesita, igual que cuando estaba todo en la barriga: por el cordón umbilical.
Entonces, no hay razón para apresurarse (siempre y cuando todo el proceso se mantenga dentro de la normalidad) cuando la cabeza sale y el cuerpo todavía está adentro. Puedes esperar a la siguiente contracción para empujar y terminar de expulsar al bebé.
Cuando el bebé nace, comienza a respirar. Pero lo ideal es dejar el cordón intacto hasta que deje de latir. Ni siquiera necesitas tocarlo para ver si todavía está palpitando. Con solo observar, puedes sentir los pulsos.
Una vez que deja de latir, es hora de clampar el cordón con una pinza a unos 2-3 cm del anillo umbilical y otra debajo. Se corta entre las 2 pinzas con material estéril.
Este puede ser un momento único e inolvidable si lo corta el padre o acompañante. Es una forma más de crear un vínculo fuerte.
Y si no se atreve, córtalo tú misma. No tengas miedo. No le harás daño. Ni tú ni el bebé sentiréis nada. El cordón no tiene terminaciones nerviosas.
En un parto domiciliario también se puede utilizar hilo de sutura estéril para la ligadura o también hay quienes prefieren quemar el cordón con una vela como parte de un ritual de parto.
Incluso hay quienes optan no separar al bebé de la placenta y mantenerlos unidos durante días hasta que el cordón se desprenda espontáneamente del anillo umbilical. Se conoce como nacimiento de loto o lotus.
La placenta, unida al bebé a través del cordón umbilical, se limpia cuidadosamente, se seca con sal y se envuelve en paños limpios y flores aromáticas.
La cantidad de personas que optan por el nacimiento es pequeña, y, por ello, no existen estudios que justifiquen o condenen esta práctica.
Hay profesionales de la salud que condenan este método ya que las posibilidades de infección pueden ser mayores si no se realiza correctamente.
Debemos extremar el cuidado y la vigilancia para evitar y detectar cualquier signo de infección.
¿Cómo cuidar y limpiar el cordón umbilical?
Una vez cortado, queda colgando un pequeño trozo de cordón con una pinza de plástico. Este pequeño trozo se llama muñón.
Durante tu ingreso en el hospital, las enfermeras se encargarán de limpiar y cuidar el muñón. Pero cuando te vayas de alta, tendrás que seguir estos cuidados especiales hasta que el muñón se desprenda del anillo umbilical y se cicatrice por completo.
Las últimas recomendaciones sobre el cuidado del cordón umbilical son que, en condiciones de máxima higiene, no es necesario aplicar antisépticos ni antibióticos tópicos, ya que pueden interferir en el proceso normal de cicatrización y retrasar la caída del muñón.
Es suficiente con lavar con agua y jabón neutro y secar con una toalla o gasa limpia.
En regiones sin condiciones higiénicas, la contaminación puede derivar en una peligrosa enfermedad para el recién nacido: el tétanos neonatal.
Debemos realizar una limpieza extrema si el muñón se ensucia de caca.
Es importante que la zona del ombligo se mantenga siempre muy seca para acelerar el proceso de cicatrización. Podemos ventilar, quitando el contacto con la ropa y los pañales durante un minuto, al menos una vez al día.
Cambia el pañal con frecuencia para evitar la humedad en la zona.
El baño de inmersión no está prohibido, pero no debe prolongarse en el tiempo. Dejemos los largos baños tibios para relajar al bebé para después del desprendimiento y curación completa del ombligo.
¿Cuándo caerá?
Normalmente, el muñón se desprende entre el 5º y el 15º día de vida del bebé.
El muñón se secará pasando de un tono blanquecino a amarillo y negro. Ahí es cuando se va despegando hasta que cuelga de un hilo y termina por caerse.
¡Nunca tires ni intentes arrancar el muñón! Debe caer completamente solo.
Una vez se cae, suele haber una pequeña herida que tarda alrededor de una semana en sanar. A veces, tarda un poco más y deja un tejido esponjoso, rosado o amarillento.
No te alarmes si ves un poco de sangre o una secreción amarillenta en el pañal. Es parte del proceso de curación.
¡Señales de alarma! ¿Cuándo debo preocuparme?
Es normal que se manche un poco de sangre el pañal por roce o coincidiendo con la caída del muñón. En caso de que sea más que una pequeña mancha, mejor consultar.
A veces, después de que el cordón se ha caído, el ombligo sobresale, como si “rebotara”.
Podría tratarse de una hernia umbilical.
Pero, ¡tranquila! Esto le sucede a aproximadamente el 20% de los bebés y generalmente no requiere tratamiento y desaparece sin más.
No es conveniente poner bandas, fajas ni nada encima para que entre el ombligo.
El pediatra revisará el ombligo en cada cita y, cuando el bebé cumpla 1 año, valorará la necesidad de tratamiento o no.
Tengo guardados los ombligos de Sara, Anxo y Xabi como recuerdo.
Mis padres se quedaron con el mío y el de mi hermano y me pareció súper interesante cuando nos lo mostraron por primera vez.
Con el tiempo, el muñón se encoge y se vuelve negro, duro como una piedra y ¡puede durar toda la vida!
El mío todavía está allí, guardado en una caja de madera desde hace más de 40 años, junto con mis dientes de leche y mechones de la primera vez que me cortaron el pelo.